La labor poética de Max Aub


Este es el resumen de la obras del autor citadas en la Wikipedia:

Poesía:

  • Los poemas cotidianos(1925).
  • Diario de Djelfa(1944 y 1970).
  • Antología traducida(1963, 1972). (1998)
  • Versiones y subversiones(1971).
  • Imposible Sinaí(1982). Ed. completa Lamentos del Sinaí (2008) por Pasqual Mas.
  • Antología de la poesía mexicana 1950–1960(1960).

Primeramente y sin a penas conocerle leí “Los poemas cotidianos”, obrilla de cuando tenía poco más de 20 años : Dedicatoria: A mi esposa. Consta de 5 partes: Las mañanas, 8 poemas; Las tardes, 7 poemas; con Intermedio, 4 poemas;  Momentos, 13 poemas, La noche, 1 poema y El amanecer, 1 poema.

“El primer poemario publicado por Max Aub, Los poemas cotidianos, está constituido por un total de treinta y cuatro poemas con tan estrecha unidad temática y estructural que puede ser considerado como un sólo poema unitario que se desarrolla en el avance y la reiteración de determinadas secuencias o estampas poéticas y que finaliza con una coda donde se recoge en bucle el principio del propio poema -con la repetición de la primera estrofa-, cerciorando esa unidad.”

Para profundizar en el poemario y Max Aub ver este trabajo de Pablo Carriedo: Simbolismo y problema social en …

El Diario de Djelfa, 

Es sin duda el libro que me ha impactado más profundamente, una vez que ya conocía la vida peculiar y el peregrinar de Max Aub entre guerras, campos de concentración y exilio real, espiritual, familiar y político, es decir total. Incluyo algunos párrafos del estudio de Bernard Sicot Max Aub, poeta.

«Este libro, con el cual Max Aub tenía conciencia de haber sido “el primer poeta civil” español, no se escribió para divertir o servir de “adorno” al mundo, sino para decir la verdad, para tener razón frente a la Historia, y se ajusta a lo que reivindica el autor  en sus Diarios para la literatura en general: «Creo que la literatura tiene algo más que hacer que divertir: debe tener razón. Creo que la literatura tiene algo más que hacer que ser bonita: debe tener razón. Debe tener razón en todos los sentidos de la frase. No quiero creer que nada existe porque sí: la belleza menos que nada, ni la calidad».
Se supone que a nadie se le ocurriría negarle la razón al poeta Max Aub en cuanto autor de los reveladores poemas que, en Diario de Djelfa, dejan testimonio, para siempre y explícitamente, de la vileza, la crueldad, la inhumanidad de los hombres, implícitamente también de la indigna política en la que Francia había caído y, al mismo tiempo, a través de estos mismos poemas, de su propia labor de poeta encarcelado, de la grandeza del hombre. Pero, lo que distingue este “diario” de los otros, que también son testimoniales, es que, obviamente, está escrito en versos, malos, buenos, verdaderos, grandes o no. Y por ello resulta imprescindible leerlo también como poesía, no sólo como testimonio, es decir como un discurso con ambiciones formales, una atención especial a la materialidad de la lengua, que no son, ni en la novela, ni en el teatro, las de la prosa. A pesar de que el parecer siguiente de Gonzalo Sobejano concierne la lengua de Max Aub en su producción novelística, me parece, en un primer tiempo, poder aplicarse a buena parte de su poesía: «[…] un lenguaje todo de espontaneidad, coloquialismos, frases hechas que son lugares comunes del idioma y por tanto los lugares de comunión de las almas, modos de decir personales, muletillas, maldiciones, insultos obscenos, tacos, giros populares, valencianismos o madrileñismos, anacolutos, incorrecciones». De Bernard Sicot.

También leí Antología traducida y Lamentos de Sinaí.

 

 

 


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