Más poesías de Günter Grass

De «La finitud»

XENOFOBIA

Cuando millones de expulsados

Con escaso equipaje

Y pesados recuerdos

Tuvieron que alojarse a la fuerza

En el resto de la patria,

Muchos lugareños

Molestos por la fluencia gritaron:

¡Volved a donde estabais!

Pero se quedaron, y quedó,

Una vez ensayado, el grito: ¡Largaos de una vez!

Pronto se aplicó a extranjeros

Que más tarde. Mucho más tarde aún,

Llegaron de muy lejos

Y hablaban sin que se les entendiera;

Se quedaron también

Y, asentados, se multiplicaron.

Solo cuando los lugareños de siempre

Se sintieron suficientemente extranjeros

Comenzaron también

A conocerse a sí mismos

En todos los países extranjeros

Que habían aprendido laboriosamente

A soportar su extranjería

Y a vivir con ellos.

COMO PASATIEMPO

Volver a leer lo leído hasta el final,

Pronunciar audazmente discursos irritados,

Fechas la Historia en retrospectiva,

Revivir de nuevo palabras borradas,

Plantar árboles jóvenes donde la tormenta

Derribó una vez los viejos,

Ver mariposas con los ojos cerrados,

Contar con paciencia moscas muertas

Caídas de los cristales de la ventana,

Masticar recuerdos como chicle

En el que queda un resto de sabor,

Con adivinanzas y dando vueltas a los pulgares

Pasar el exceso de tiempo,

Buscar un lugarcito en el cementerio

Y de vez en cuando engañar al reloj.

De niño junto al borde de las olas

Del mar Báltico, rico en playas,

Chapoteaba con arena, empapado,

Haciéndome castillos de altas torres;

Apenas listos, rodeados de agua

Y secados por el viento, se desmoronaban rápidamente,

Todos se desmoronaban muy rápidamente.

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