Memoria histórica


Llevo varias entradas dedicadas a temas que son historia y a la vez pueden estar incluídas varias de ellas en el concepto de «memoria histórica».

Concepto sobre el que la Wikipedia  indica que «puede atribuirse en su formulación más común a Pierre Nora,1​ y que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrar su pasado, sea este real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. Puede atribuírsele memoria física como un monumento, una estatua entre otras representaciones físicas del pasado. Conceptos confluyentes son el de memoria colectiva, el de política de la memoria (politics of memory) o política de la historia (Geschichtspolitik).2

En España, finalmente en la época del Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se llegó a aprobar una Ley de Memoria Histórica , de la que la Wikipedia se hace referencia aquí. Y sobre cuyos aspectos se recoge diversa información de actuaciones y datos  sobre Ley Memoria del Ministerio de Justicia.

Personalmente he comenzado a leer algunos pequeños libros que son historia pero a la vez introducen referencias a los avances que se están produciendo en muchísimas investigaciones sobre la memoria histórica en España sobre la Guerra Civil y la represión posterior en el Franquismo. Viñeta de Forges, de Xarxatic…

Es mi interés aclararme en distinguir ambos conceptos y nada mejor que insertar el texto del enlace de la Wikipedia aludido al principio de la entrada referido a la opinión de Tony Judt esobre historia y memoria:

«Yo creo profundamente en la diferencia entre la historia y la memoria; permitir que la memoria sustituya a la historia es peligroso. Mientras que la historia adopta necesariamente la forma de un registro, continuamente reescrito y reevaluado a la luz de evidencias antiguas y nuevas, la memoria se asocia a unos propósitos públicos, no intelectuales: un parque temático, un memorial, un museo, un edificio, un programa de televisión, un acontecimiento, un día, una bandera. Estas manifestaciones mnemónicas del pasado son inevitablemente parciales, insuficientes, selectivas; los encargados de elaborarlas se ven antes o después obligados a contar verdades a medias o incluso mentiras descaradas, a veces con la mejor de las intenciones, otras veces no. En todo caso, no pueden sustituir a la historia.»
El tiempo ha pasado y los avances sobre memoria histórica van avanzando. De esos libros a los que he hecho referencia escribiré próximamente algunas entradas, que serán más breves que la presente.

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