Himno
Tan complicado como un ruiseñor,
Tan metálica como,
Bonachona como,
Tan inarrugable, tradicional,
Tan inmadura seria enfadada, tan entreverada,
Tan proporcionada.
Tan peluda,
Tan cerca del llanto. Orientada al viento,
Tan incombustible, a menudo removida,
Tan facilísima, releída como,
Tan nueva y crujiente, carísima como,
Tan provista de sótano, casera como,
Tan fácilmente perdida, brillante por el uso,
Tan finalmente soplada. Templada por la nieve,
Tan de su puño y letra, responsable como,
Tan desalmada como,
Tan mortal como,
Tan sencilla como mi alma.
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Doctor Cariño
¿Te falta algo?
¿Qué te falta?
Tu aliento en mi cogote.
Algo que chupe-muerda-lama.
Lengua de ternera, mordisqueo de ratón.
Vuelan mis palabras cariñosas
Que carecen de sentido.
Los niños las cuchichean, y viejos que, bajo la manta,
Se quedan solos con su pulgar,
Y tu piel, ahora interrogada, se estremece ante la prueba:
Pudor que, en la oscuridad (cuando todos se marcharon),
Nunca fue depuesto.
Alguien llamado Doctor Cariño
Sigue viviendo prohibido-clandestino.
Lo que falta
Lo sabe la ciencia numérica: unidades de caricias
Para las que no hay,
De momento, ningún sustitutivo.