De El Rodaballo, 1977
Sobre qué escribo
Sobre el comer, el regusto.
Después, sobre huéspedes no invitados
O llegados con un siglo de retraso.
Sobre la sed de limón exprimido de la caballa.
Más que sobre cualquier otro pez, escribo sobre el rodaballo.
Escribo sobre la abundancia.
Sobre el ayuno y por qué lo inventaron los comilones.
Sobre el valor nutritivo de las migajas de la mesa del rico.
Sobre la grasa y las heces y la escasez y la sal.
Describiré doctamente
-en medio de una montaña de mijo-
Cómo la mente se volvió biliosa
Y el estómago demente.
…………………………….
Sobre el asco ante el plato lleno, sobre el buen sabor,
Sobre la leche (y cómo se cuaja),
Sobre el nabo, la col y el triunfo de la patata
Escribiré mañana
O cuando las sobras de ayer
Sean fósiles de hoy.
Sobre qué escribo: sobre el huevo.
Frustraciones y grasas, amor que devora, soga y clavo,
Disputas por un pelo y por la palabra caída en la sopa.
Sobre el congelador y lo que pasó
Cuando se fue la corriente.
Escribiré sobre todos nosotros sentados
Ante platos vaciados;
Y también sobre ti y sobre mí, y sobre la espina en la garganta.
No es fácil comprender la poesía de Günter Grass. Sólo una iluminación: se puede hablar de todo…, pero también de cosas, de restos, de objetos, de comidas…, de lo que hacen o nos dicen nuestras propias tripas. En definitiva ahí queda reflejada nuestras vivencias, la propia vida.
Para leer otros poemas del autor: zenda; amediavoz; jamletinculto; y panoramacultural para acceder a Lo que hay que decir, en que «Gunter Grass, publicó un poema en el periódico Suddeutsche Zeitung en el que cuestionaba la postura de su país (y por consecuencia, de todos los demás países occidentales) ante las claras muestras de Israel de emprender un conflicto contra Irán (Sobre el mismo escribiré una entrada).
Mostrar un corto poema que se repite en varios de los enlaces indicados antes, en amediavoz.
Amor
Es esto:
Transacciones sin efectivo.
La manta siempre un poco corta.
El contacto flojo.
Buscar más allá del horizonte.
Rozar con cuatro zapatos las hojas muertas
y frotar mentalmente pies desnudos.
Arrendar y tomar en arriendo corazones;
o en la habitación con ducha y espejo,
en un coche alquilado, con el capó hacia la luna,
dondequiera que la inocencia se baja
y quema su programa,
suena la palabra en falsete,
cada vez diferente y nueva.
Hoy, ante la taquilla aún cerrada,
susurran, de la mano,
el avergonzado viejo y la vieja delicada.
La película prometía amor.
Versión de Miguel Sáenz