Mis lecturas sobre este autor alemán, no han seguido una línea predeterminada, sino que lo he hecho por impulsos.
Empecé, por entrar en su personalidad y en su obra con su libro «Pelando la cebolla», ya editado en 2006.
Para introducirme en su narrativa quise conocer su trilogía de Danzig compuesta por la novela que lo lanzó a la fama «El tambor de hojalata» (1959), obra en que se cimentó el renombre del autor, junto con las otras dos El gato y el ratón y Años de perro. Su ciudad natal, Danzig-Langfuhr (hoy Gdańsk-Wrzeszcz, Polonia) constituye el telón de fondo ante el cual se desarrolla la historia del protagonista, Oskar Matzerath.
Reconocer desde ya, que «El tambor de hojalata» me costó leerla lo suyo, e incluso confesar que no la acabé por poco. En su lugar visualicé la película que de la novela hizo Volker Schelöndorf. Sí he leído las otras dos, al principio El gato y el ratón, más tarde Años de perro; ambas más cortas y digeribles que la primera.
Hice un descanso pasándome a su poesía. Primero con Lírico botín, su propia antología de 2006 y al fin su libro póstumo con poemas, prosa…, La finitud. Fue difícil entenderle, pero aún así, poco a poco y sin caer en el desánimo fui calando en «otra poética», quizá alternativa a lo entendido como popularmente poesía. Quise con estas lecturas relacionar a Gunter Grass con el poeta polaco sobre el que he leído y editado abundantes entradas principalmente poesía, Czeslaw Milosz .
Volví a su narrativa, primero con Malos presagios, después con A paso de cangrejo y finalmente La cámara. Libros que sí me han interesado.
Interés que fue aumentado por el conocimiento del autor conseguido on line sea en artículos, noticias y comentarios sobre su personalidad y/o obra.
Espero no dejar sin leer al Gunter Grass de El rodaballo, o al menos intentarlo.
Seguiré editando otras entradas sobre estas lecturas, incluyendo algún poema.